Oona y Salinger, de Fréderic Beigbeder

Oona y Salinger, de Fréderic Beigbeder
Reseña escrita por Antonio Mateos Muñoz

Reseña escrita por Antonio Mateos Muñoz

Edita Anagrama

Año edición: 2016

ISBN 978-84-339-7945-2

Páginas: 296

Sin título-1.inddBreve reseña: Hoy cuando los géneros literarios están tan desdibujados, de suerte que es posible encontrar poemas que se parecen a tragedias y viceversa, no ha de extrañarnos la aparición de un tipo novelesco nuevo: la novela Facción cuyo inventor sería Frédéric Beigbeder. En palabras del propio autor: «Todo en él es rigurosamente exacto: los personajes son reales, los lugares existentes (o han existido) y las fechas son todas verificables en biografías o libros de historia». Supone, sin duda, un paso adelante en relación a la non-fiction-novel, creada por Capote e, incluso, frente a la novela metaliteraria, cultivada por Vila-Matas.

El título de la novela es ya bastante ilustrativo: Oona y Salinger, en ella se relatan los amores del afamado escritor y Oona O`Neil, de quien el aludido Capote escribió: «Solo tenía un defecto: era perfecta. Fuera de eso, era perfecta». En el momento de su encuentro, ella tenía dieciséis años y él veintiuno: la edad perfecta para el amor. Aquella historia casi perfecta se derrumbó porque Salinger se alistó en la Segunda Guerra Mundial y porque, además, apareció en la vida de ella Charles Chaplin, con quien acabaría casándose.
Al margen de estar escrito con un lenguaje en el que se suceden la trivialidad y la cultura, el libro es especialmente interesante por la cantidad de celebrities que en él aparecen: Fitzgerald, tambien Zelda-Capote, Hemingway, Eugenio O’Neil y, por supuesto, Jerrry Salinger.
Beigbeder, como el propio Salinger, confiesa su predilección por las mujeres jóvenes en lo que coinciden con este modestísimo escriba. Por ello, en la novela, aparece más de una foto de la bellísima Oona en todo su esplendor adolescente.
El tono deliberadamente trivial de la novela acusa a veces rasgos casi caricaturescos: Oona comprende que vuelve a tenérselas con un pretendiente desconsolado. Le parecen penosos, es la peor categoría de seductores, aunque también son los únicos amables. Las demás categorías son: el violador pálido con tendencias suicidas, el donjuán malvado, el chulo que presume de sus conquistas anteriores, el pasivo agresivo que insulta para provocar el rechazo que teme, el gracioso antierótico y, por supuesto, el perverso narcisista que, junto con el homosexual reprimido, es la categoría más dolorosa. Toda una tipología, como se ve. Ocasionalmente surge algún pasaje lírico, como la escena del baile en la playa en la que el encantamiento, aun fugitivo, brilla con todo su esplendor. No es difícil imaginar a Jerry, abrazado a Oona, mientras suena dulcemente Smoke gets in your eyes.

Sinopsis: Nueva York, 1940. J. D. Salinger es un chico larguirucho de veintiún años. Escribe relatos e intenta que se los publiquen las revistas literarias del momento. Oona O’Neill tiene quince años y es hija del gran dramaturgo Eugene O’Neill. Es tremendamente bella y se codea con lo más granado de la sociedad neoyorquina. Oona y Salinger se conocen y salen durante un tiempo. Pero al cabo de dos años, tras el bombardeo de Pearl Harbor, Salinger se alista en el ejército y se separan. Él participa en el desembarco de Normandía y ella se casa en 1943 con Charles Chaplin, con quien permanecerá hasta la muerte de él, en 1977, y tendrá ocho hijos. Salinger escribe a Oona cartas que nunca han salido a la luz.

Hasta aquí, los hechos conocidos, pero Frédéric Beigbeder, fascinado por los protagonistas de este relato interrumpido, decide contarnos la historia entera. Rellena los huecos, recrea lugares y ambientes, fabula diálogos. Incluso reescribe las cartas de los amantes e imagina un último encuentro fugaz, al cabo de cuarenta años, en Grand Central Station. En un inteligente ejercicio de historia ficción, o de faction,como lo llama él, consigue conmovernos con la historia de amor y desamor de dos personajes que terminaron teniendo su papel en la historia del siglo XX. Y, por el camino, el autor nos habla del Nueva York de los años cuarenta, de la Segunda Guerra Mundial, de cine, de literatura. Y da voz a Truman Capote, Ernest Hemingway o Charlie Chaplin, entre otros. Y escribe también, cómo no, sobre sí mismo. Sobre su obsesión por seguir siendo joven a pesar de la edad, su admiración por el autor de El guardián entre el centeno y su amor platónico por Oona, sobre su condición de escritor. Y hasta sobre su romance con su actual esposa, veinticinco años más joven que él, que quiere ver como un reflejo de la relación entre Chaplin y Oona O’Neill, o entre Salinger y sus jóvenes amantes.

Biografía: Beigbeder es un escritor sabio. Es capaz de transformar una historia anecdótica en una superproducción. Se ha documentado con avidez, y con todos los ingredientes ha montado la nata de una ficción que mezcla escenas y diálogos inventados. A veces, él mismo sale a escena. Al contar a los demás, Beigbeder se cuenta a sí mismo.

@lecturaderamon

 

1 Comment

  1. Fascinante ???? estupenda sinopsis y mayúscula reseña. ????

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