No hace mucho recomendaba a los autores en este blog, que no se obsesionaran por publicar sus obras, y de hecho sigo aconsejándolo, pero normalmente todo llega. El autor, salvo alguna rara avis, siempre tendrá como objetivo ver publicada su obra, y antes o después dará el paso al frente necesario para conseguirlo. Lo malo es que ese paso, a menudo se da tras una situación de sentimiento de fracaso, al haber sido rechazado en multitud de editoriales o no haber ganado nunca un concurso de literatura de los cientos a los que se ha presentado.
Es ahí donde se encuentra escondido el verdadero peligro. Los libros de autoayuda nos aconsejan que no debemos tomar decisiones cuando estamos enfadados, tristes o deprimidos, porque rara vez esas decisiones traen buenas cosas, se toman sin meditar, o por desesperación, y los resultados son nefastos.
Autopublicar es una opción de lo más válida…
… y la recomiendo siempre y cuando el autor tenga claro que está autopublicando. ¿Qué quiero decir con eso? Pues que muchas veces (demasiadas), se juega con la ilusión (y la desesperación) de los autores y, de alguna manera, se les hace creer que hay un interés en publicar sus obras porque son buenas o van a venderse en todo el mundo, cuando lo único que buscan cierto tipo de editoriales es hacer negocio directamente con el autor, sin importarles para nada si el libro se va a vender o no. Sobre eso es sobre lo que quiero advertir, sobre ese tipo de editoriales que prometen grandes distribuciones (incluso internacionales) y que se disfrazan de editoriales tradicionales. A continuación voy a explicar algunas de esas modalidades que llevan tan a menudo a engaño. Ojo, no digo que lo que hacen sea ilegal, solo digo que no es transparente y que juegan con la ilusión de quien no ha podido publicar, lo cual me parece nefasto.
1.- Autoedición a través de una editorial: La mayoría de estas editoriales especializadas en la autopublicación del autor, ganan el dinero con la edición, no con la venta de libros posterior. Eso quiere decir que su interés comercial es captar al autor y publicar su obra cobrándole un dinero por ello. Si luego se venden los libros, mejor, pero si no se venden, tanto les da porque su objetivo mercantil ha sido cubierto desde el principio. Su cliente es el autor, no los lectores del libro. Eso es algo que hay que tener en cuenta y es más importante de lo que parece, y mucho más, teniendo en cuenta que aunque el autor es quien paga, lo normal es que se vea obligado a ceder los derechos de su obra, a menudo por plazos abusivos de tres, cinco, o hasta quince o más años. Bajo mi punto de vista es algo incompatible; si el autor es quien paga la edición, nunca debería ceder los derechos de su obra. ¿Qué sentido tiene pagarle la edición a la editorial y a la vez regalarle unos derechos sobre el libro? Eso convierte al autor en esclavo de la editorial y de su propia obra.
Esto es lo que me ha llevado a ofrecer a los autores una opción transparente a través de mi propio sello editorial EL FANTASMA DE LOS SUEÑOS. El autor se hace cargo de los gastos de edición, es cierto, pero NO CEDE LOS DERECHOS DEL LIBRO. En algunos casos incluso puede estar el libro a la venta en esta página web, incluso en la opción de impresión bajo demanda, pero como digo, nunca hay cesión de derechos de ningún tipo ni se le promete una distribución inexistente.
2.- La coedición: Término muy de moda ahora, que significa que editor y autor comparten costes de la edición —normalmente al cincuenta por ciento según se afirma por estas editoriales— pero que en realidad no existe porque lo que recibe el autor es un presupuesto hinchado al que se le ha incrementado previamente ese supuesto cincuenta por ciento que asume el editor, de manera que lo que paga el autor, pensando que es solo un cincuenta por ciento, en realidad es el ciento por ciento, o incluso más, porque también muchas de estas editoriales tienen como único cliente al autor. Debo decir que si es una editorial seria, siempre se podrán negociar las condiciones de esa coedición, e incluso en ocasiones, si la novela lo vale, la editorial podrá aceptar hacerse cargo del cien por cien de la edición, olvidándose por lo tanto del contrato de coedición. Es lo que a mí me sucedió en las novelas que me publicó ECU, pero a pesar de ese buen trato inicial, lo cierto es que también he tenido mis disgustos con los contratos, cuestión que comentaré más adelante. Se utiliza el término coedición como cebo para hacerle creer al autor que hay un interés por su novela, cuando no es cierto.
3.- Edición a cambio de la compra de ejemplares: Hay una tercera opción todavía más ruin bajo mi punto de vista, en la cual la editorial afirma con la boca llena que se hace cargo de toda la edición. ¿Dónde está el problema entonces?, se preguntará el autor. Me explicaré un poco: algunas de esas editoriales a las que me refiero pueden proponerle al autor editar quinientos ejemplares, y el autor, previa firma de contrato se compromete a comprar, digamos, trescientos ejemplares a un precio más reducido que el de P.V.P. Este método es un completo engaño. Por una parte evitan los remordimientos del autor al hacerle creer —no es que el autor se lo crea, sino que se deja engañar acallando su mala conciencia— que no se trata de una autoedición ni de una coedición, sino de una edición tradicional en toda regla, y por otro lado, al obligarlo a comprar una ingente cantidad de libros, en realidad no solo cubren sus costes, sino que ya ganan dinero. De hecho una de estas editoriales cuyo nombre no desvelaré, se puso en contacto conmigo pidiéndome un original —ni siquiera tuve que ser yo quien contactara con ellos—. Se lo envié y tardaron menos de una semana en contestar —por supuesto sin haber leído el libro—. Simplemente se limitaron a hacer un cálculo comercial en función de las páginas a imprimir, y me pasaron la fabulosa oferta. Vergonzoso, pero existe. Además, en estos casos, no solo paga el autor la edición, sino que apenas quedan doscientos ejemplares para su distribución. ¿Qué nivel de ventas se puede conseguir con eso? No es difícil llegar a la conclusión de que la distribución es ridícula, a pesar de lo cual, alguna editorial afirma que hace distribución internacional. De distribución también hablaré más adelante.
4.- El timo del misionero: Aún me atrevería a incluir una cuarta opción que va en parte en línea con la tercera: editorial X acepta editar tu novela pagando ellos los costes íntegros. La edita, pero apenas saca uno pocos ejemplares —pongamos cincuenta como ejemplo—, y los lleva a un único punto de venta bastante conocido. Se venden unos pocos ejemplares porque todos están allí concentrados y al visitante ocasional de ese establecimiento en concreto le parece que se trata de una edición enorme, y con eso a su favor, contactan con el autor para proponerle una segunda edición dado el fabuloso éxito de la primera. Segunda edición que debe pagar el autor y puede ser todo lo grande que este quiera. Por favor, no dejéis que las ilusiones os cieguen. A esta opción la he venido en llamar el timo del misionero porque así es como se conocen a las estafas mercantiles basadas en hacer varias compras a una empresa pagando religiosamente para ganarse su confianza y así, posteriormente, hacer pedidos importantes que nunca llegan a pagarse.
5.- Edición versus presentaciones: La editorial organiza al autor unas pocas presentaciones en lugares pactados, alguna de ellas en sitios completamente desconocidos. El autor es quien se tiene que preocupar del aforo tirando de sus contactos… amigos, familiares, compromisos de trabajo… ¿Qué ocurre? que a cambio el autor se compromete a vender un mínimo de cincuenta ejemplares en cada una de esas presentaciones, y si no los puede vender, que desde luego no los venderá, tiene que adquirirlos él mismo por su P.V.P., con apenas un ligero descuento. Si tenemos en cuenta que la editorial, en estos casos puede que haya editado como mucho ciento diez o ciento veinte ejemplares, está claro que amortiza toda su inversión y que incluso gana dinero con la operación aunque hagan una sola presentación y el autor se niegue a repetir la experiencia en vistas del fiasco. Esto, repetido una y otra vez con distintos autores, es el verdadero negocio de la editorial: vender libros a precio de librería a los propios autores, algo paradójico, que si no fuera tan triste, sería motivo de chanza. Y recordemos que no es fácil llenar el aforo en una presentación, es posible que en la localidad del propio autor y tirando de compromisos y llamadas telefónicas se consiga un cierto número de visitantes, pero la mayoría de las veces quedan muchas sillas vacías, y desde luego son muy pocas las presentaciones en las que se logra vender 50 libros o más.
Independientemente de los comentarios sobre la autoedición, la coedición y otras fórmulas alternativas, lo más importante es no cejar en el empeño y seguir enviando tus originales a las editoriales serias y a los agentes literarios —más adelante comentaré esto en otros artículo—. Y lo más importante: no seas autor de una sola novela. Pasado un tiempo sin publicarla, si sigues empeñado en volverla a enviar sin que tu currículo haya crecido, te considerarán un fracasado o alguien que no interesa comercialmente porque es incapaz de escribir más cosas, o un pesado que insiste una y otra vez en la misma negativa sin aportar nada nuevo. Has de seguir escribiendo una segunda y una tercera y las que hagan falta, hasta conseguir publicar algo. De ese modo irás mejorando tu estilo, la editorial te verá como alguien que puede rentabilizar comercialmente, o al menos como alguien al que hay que estudiar más de cerca. Recuerda que pocas cosas resultan más deprimentes que un autor intentando durante años y años publicar… su única obra. Es sencillamente patético.
Una vez más: si te sientes escritor, no dejes nunca de escribir. Al igual que una sola golondrina no hace verano, una sola novela no hace novelista.
Y por último, recuerda que autoeditar no es ninguna vergüenza. Después de que se editaran algunas de mis novelas en distintas editoriales, decidí reconvertirme en novelista independiente y en la actualidad edito todas mis novelas, lo cual compagino con algún contrato eventual con editoriales como es el caso de CONFIESO que se ha editado en Italia con La Fenice, o mi novela RECUERDOS que forma parte de la Sensual Collection de novela erótica.
Si tienes algo que publicar no dudes en consultarme.
Creo que ya te comenté que estoy creando una serie de cinco cuentos clásicos adaptados a la EM. Estoy en ello. Hablaremos.
Artículo muy didáctico para noveles como yo.
Saludos,
Ester
A tu disposición
y cual es la garantía de que si yo publico mi libro a través de un blog, que garantía hay de que mi obra no sea plagiada y ademas que ganancias voy a tener a través de esto
Me gustaría matizarle algunos conceptos:
1.- Usted puede coger un libro de Stephen King de una biblioteca pública y plagiarlo de principio a fin. Es muy fácil. Quiero decirle con ello que el hecho de que se publique en un blog o se publique de otro modo, no cambia las cosas. El autor, lo que debe hacer es registrar su obra en propiedad intelectual antes de hacerla circular, no para evitar el plagio (que no se puede), sino para poder denunciarlo en caso de que ocurra.
2.- Publicar un relato en un blog y estar pensando ya en el beneficio no es la actitud que yo le recomendaría a un autor (va en contra de su karma editorial), aunque desde luego está en su derecho a querer ganar dinero (y hacerse incluso rico) por haber escrito un relato de unos pocos cientos de palabras y colgarlo en un blog. ¿Por qué no?
3.- Dicho lo anterior, ¿a qué se refiere su pregunta exactamente? Cuando habla de «un blog», ¿se refiere a este blog?, ¿quizás a nuestro concurso de relatos? ¿Quiere colgarlo en un blog propio? ¿Le han hecho alguna oferta? Si me da más detalles igual hasta le puedo dar algún consejo sin cobrarle nada.