Como escritor, sé que te será difícil, pero que no te obsesione publicar. Aunque no publiques inmediatamente tu primer libro, sigue escribiendo otros.
No nos engañemos, ¿qué novelista no sueña con ver publicada su novela? Una novela que permanece en el cajón es un cadáver, o con suerte, un zombi que de tanto en tanto se sacude el polvo y puede que algunos gusanos, para que un amigo, más o menos íntimo del autor, le de un repaso para luego acabar de nuevo en su cruel y anodina tumba de madera.
Hay un axioma que no sé si lo he leído en alguna parte o me lo acabo de inventar que dice: «Una novela no existe hasta que no ha sido publicada». Pero evidentemente las editoriales no tienen capacidad, ni pueden, ni les interesa publicar todo lo que se escribe. Hemos de ser conscientes de que hay cosas que son totalmente infumables desde el punto de vista de la editorial comercial, claro que también hay muchas de esas novelas, a priori impublicables, que se editan por el simple hecho de haber sido escritas en una lengua distinta al castellano, como puede ser el catalán/valenciano, el gallego o el euskera… ¿por qué? Por el simple hecho de que durante mucho tiempo han existido subvenciones que cubrían gran parte de los costes de publicación por la única circunstancia de que con ello se difundía una lengua en concreto. Si esas subvenciones han servido para que obras que de otro modo nunca se hubieran publicado, hayan acabado en imprenta, bienvenidas sean, pero lo cierto es que yo nunca he sido partidario de la subvención de la cultura, ni de la cultura de la subvención.
La imposibilidad de que las editoriales publiquen a todos los autores puede que esté —entre otros factores— en que haya demasiados. Es mucha gente la que escribe, y la sensación es que cada vez somos más los que nos ponemos frente al ordenador para contar nuestras historias. Pero puede que eso no sea exactamente así, tal vez la sensación de que somos demasiados esté ocasionada por el hecho de que, gracias a las redes sociales nos damos cuenta de que mucha es la gente que escribe, gente de la que antes no sabíamos nada, pero no es algo nuevo, Robert Louis Stevenson ya decía en su época que: «hay una plaga de escritores prescindibles, empeñados en publicar cosas que no interesan a nadie, y encima pretenden que la gente los lea y pague por ello».
No obstante, hoy en día cualquiera puede ver su obra publicada porque para eso han surgido una serie de editoriales que le cobran al autor los costes de unas ediciones de pocos ejemplares para que vean la luz. He de confesar que yo no era, hasta que decidí publicar Las voces de las hormigas, muy partidario de la autoedición, pero admito que siempre he pensado que a veces, no es que sea la mejor opción, sino que es la única que el autor tiene de ver, en cierto modo, su sueño cumplido, aunque ese sueño acabe en pesadilla económica.
En el próximo post hablaré de las distintas opciones de publicación, pero de momento recuerda: Que no te obsesione publicar y sigue escribiendo.
@lecturaderamon
@ramoncerda
Hace dos años que estoy con mi primera novela. La cojo, la dejo, se va, vuelve…pero siempre está ahí. No hace falta que esté impresa, ya existe.
No quiero que me obsesione el hecho de publicar, pero está resultando una gestación larga y dura con ganas de que llegue el parto.
Gracias por tus consejos Ramón.
Saludos.
Ester
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A ver si la tienes pronto y tenemos ocasión de publicarla