En más de una ocasión he comentado no ser partidario de los talleres de escritura, lo cual no quiere decir que los desaconseje en todos los casos; solo matizo que en muchos de ellos, a los autores se les quiere inculcar un modo encorsetado de enfrentarse al proceso de escribir, y eso no es bueno. Se quiere dar a entender que solo hay una forma de hacer las cosas, como si el hecho de escribir una novela tuviera que seguir una norma matemática o una fórmula científica. El problema, a veces también está en quien se apunta a uno de esos talleres pensando que ahí aprenderá a escribir su novela… Está claro que se le podrán dar algunos consejos, eso es evidente (a veces buenos y otras no tan buenos), pero el asistente al taller no puede esperar salir de allí con la fórmula mágica bajo el brazo para escribir su primer superventas.
En este blog yo también me atreveré a dar mis consejos, pero insisto ya desde el principio que se trata de eso, de consejos, basados en mi experiencia personal y que no tienen por qué ser siempre válidos para todos los demás. Cada cual debe empezar a escribir desde su propia perspectiva e ir experimentando. Oír los consejos de los demás siempre será positivo si uno tiene un mínimo de espíritu crítico que le permita discernir entre lo que le interesa aplicar y lo que no. Desde esa filosofía me he embarcado en este nuevo blog. Una de las cosas que defienden muchos escritores (y numerosos talleres de escritura) es que se necesita trabajar en una estructura detallada de la novela antes de empezar a escribirla, que si el guion, que si la escaleta… que si el estudio en profundidad de los personajes… todo eso está bien, pero no es la fórmula mágica que muchos buscan. Hay otra corriente de autores (entre los que me incluyo), que no trabajan de ese modo sus novelas. ¿Es incompatible una cosa con la otra? Entiendo que no, incluso un mismo autor puede, en un momento dado escribir una novela de un modo y hacer algo radicalmente distinto en el siguiente. Lo que quiero decir es que la escaleta y el estudio de personajes no es algo imprescindible, y no solo eso, sino que a veces puede convertirse en el peor enemigo del escritor.
Dicho esto, tampoco quiero desacreditar esos métodos; métodos que pueden irle muy bien a unos… pero no a otros.
Mi consejo es que como escritor, experimentes de todas las maneras posibles hasta encontrar tu método… el tuyo y no el de los demás, como encontrarás tu estilo propio con el tiempo.
Talleres de escritura – A continuación, he extraído algo relacionado con este asunto, de mi libro Quiero ser novelista… independiente, que creo que puede interesar:
Siempre me he considerado una persona autodidacta, y todo lo que he hecho en mi vida ha sido por iniciativa propia siguiendo unos caminos que a veces otros habían abierto y recorrido antes, y a veces yo mismo los he ido abriendo o bifurcando, pero tanto en unos casos como en otros, sí que puedo decir con orgullo que los he recorrido siempre a mi manera, con mi propio bagaje, intentando llevar conmigo el menor número posible de molestos e innecesarios prejuicios. Puedo haberme equivocado, corrijo, me he equivocado en muchas ocasiones, pero he sabido rectificar, al menos tantas veces como me haya podido equivocar previamente. Soy de los que piensa que también de los errores se aprende, y de los que cree que, se aprende más tentando al destino que siguiendo pulcramente las instrucciones de los demás. ¿Quiere eso decir que desprecio a los maestros o a aquellos de los que se puede aprender? Para nada, si fuese así tampoco estaría escribiendo este libro. Creo que las experiencias de los demás nos pueden ser muy útiles y nos pueden ahorrar mucho trabajo, pero en esto hay que tener un gran cuidado, porque si nos limitamos a seguir el camino abierto por otros, nunca descubriremos nada nuevo y el mundo detendrá su evolución.
Alguien dijo una vez: «si únicamente sigues el camino trazado, solo llegarás a donde otros ya han estado».
Todos tenemos la obligación de curiosear a nuestro alrededor, de buscar puertas olvidadas o atrancadas, de abrirlas o incluso forzarlas, y ojear en el otro lado, de atrevernos a experimentar y de poder analizar todo eso para seguir evolucionando como personas. En otras palabras y como dijo alguien hace mucho tiempo: «si te dan papel pautado, escribe por el otro lado».
Tampoco quiero decir con todo esto que no vea útiles, hablando del mundo literario, los talleres de escritura, aunque yo nunca he participado en ninguno ni tengo previsto hacerlo en el futuro. Personalmente soy de experimentación y praxis, y no me gustan las teorías, no me gusta verme limitado, y siguiendo esa vena autodidacta que me inquieta, he preferido lanzarme al ruedo como espontáneo antes que como torero; no sé si al final tendré que comprarme el traje de luces o no, pero de cualquier modo, habré toreado, y discúlpenme por el símil los antitaurinos, pero es el primero que me ha venido a la cabeza.
Así que ahora, apenas comenzado el libro, llega el primer desengaño para el lector: no voy a hablar de los talleres de escritura en este libro. Solo decir que existen, que puedes buscarlos por internet y puedes participar en tantos como quieras, y posiblemente aprendas mucho de ellos, unos son gratuitos y otros no. Unos consejos al respecto:
1.- No creas todo lo que te digan en ellos.
2.- No permitas que limiten tu imaginación ni tu forma de ver lo que puedes plasmar en un libro escrito por ti.
3.- Experimenta por tu cuenta, no te dejes encorsetar ni permitas que apaguen tu imaginación, sería un error que podría no tener marcha atrás.
Personalmente pienso que un novelista —permíteme que a lo largo del texto utilice este término como sinónimo de escritor— no se fabrica, por supuesto puede y debe mejorar con el tiempo, pero es algo que uno lleva implantado en algún oscuro rincón del cerebro a modo de un chip de iridio de origen alienígena desconocido, y creo que se nace con ello, lo que ocurre es que uno a veces tarda años en darse cuenta de que lleva dentro de él ese minúsculo implante que le permitirá crear sus propias historias y compartirlas con el resto del mundo. Pero si eso no está dentro de ti, aunque esté muy escondido y sea minúsculo, ningún taller de escritura podrá dártelo. Es algo que no se puede comprar ni regalar.
¿Te he desanimado con mis palabras? Espero que no. Si tienes la inquietud de escribir es porque de un modo u otro esa semilla ya está en tu interior —supongo—, solo debes dejar que aflore, buscarla si es necesario. Seguro que ese maldito chip lo tienes escondido por alguna parte. Escarba hasta encontrarlo.
@lecturaderamon
@ramoncerda