Cuando uno empieza a escribir y envía sus primeros originales a las grandes editoriales, ilusionado con ver publicada su obra, lo normal es que comiencen los primeros desengaños. No importa que nos digan que los grandes autores, ahora famosos, e incluso multimillonarios, pasaron por lo mismo. El segundo paso suele ser bajar el listón y enviar los originales a editoriales de segundo (e incluso tercer, cuarto…) nivel, con la esperanza de que sean menos exigentes o sean conscientes de su menor poder de negociación y acepten nuestra gran obra en su catálogo.
En esa segunda fase es fácil encontrar respuestas «positivas», y entrecomillo lo de «positivas» porque uno se alegra cuando le dicen que una editorial está interesada en la publicación de su libro. Claro que entonces vienen los nuevos desengaños cuando nos piden dinero por ello y, además, lo hacen de manera camuflada diciendo que ellos subvencionan la mitad de la inversión o cualquier otro cuento chino parecido, prometiendo enormes distribuciones internacionales (cuando dicen que van a publicar apenas 200 ejemplares o, en el mejor de los casos, 500).
Lo peor de todo es que, pese a que esas editoriales le piden dinero al autor, no por ello dejan de exigir la cesión de derechos, de manera que el autor paga por entregar la virginidad de su obra a un extraño. Resulta cuanto menos perverso.
Suele ser en ese punto cuando uno se plantea otra opción y piensa: «necesito un agente que defienda mis intereses».
La figura del agente se considera necesaria en el mundo editorial por varios motivos:
- Las editoriales los consideran un filtro previo y se evitan tener que procesar y tragarse miles de originales infumables. Si una obra viene «recomendada» por un agente, la cosa ya parece más seria. Al menos cuentan con que será algo bien escrito (incluso puede que ya en últimas fases de corrección y revisión), y hasta puede que ya lleve incorporadas algunas modificaciones en la trama sugeridas por el propio agente que conoce el mundo editorial, seguramente mejor que el autor, al menos en cuanto a los asuntos comerciales.
- El autor se desentiende de tener que enviar originales a las editoriales y recibir numerosas cartas de «siga intentándolo». En cierto modo el agente crea un estado de paz, aunque sea transitorio.
- Si finalmente se firma un contrato entre autor y editorial, este contrato estará revisado por el agente y, se supone que como el cliente es el autor y no la editorial, habrá defendido sus derechos. Incluso autores superventas como Stephen King recomiendan la figura del agente. Si no me equivoco, King tiene uno para el mercado norteamericano y otro para el mercado mundial que se encarga de vender los derechos para las traducciones.
Lógicamente, a cambio el agente cobra un porcentaje de los royalties y anticipos del autor. Desconozco si por la parte de la editorial hay alguno que cobre algo también en el supuesto de haber descubierto un Best-Seller. Si alguien conoce este punto me gustaría conocerlo.
¿Vale la pena entonces buscar un agente literario?
Creo que es una opción válida y no descartable de antemano. Yo mismo lo he estado buscando durante bastante tiempo y también he rechazado alguna aceptación.
Hay que tener en cuenta que al autor no le basta con contratar a un agente como quien contrata una póliza de seguros. El agente, como he dicho antes, ejerce de filtro para las editoriales y por lo tanto si lo que recibe no lo ve vendible entre las editoriales con las que trabaja (cada agente maneja un número limitado de editoriales), rechazará la propuesta. Sí, esto es algo que muchos autores no tienen en cuenta, uno no elige a su agente sino que su agente lo elige a él. Así de claro.
Recomiendo no enviar la obra a agentes que cobren por leer. Puede que sean buenos, pero uno nunca sabe por dónde le vienen las tortas.
Lo normal es actuar como con las editoriales, enviando un currículum, alguna sinopsis de la obra, una solicitud y unos primeros capítulos o fragmentos destacados. Solo si el agente muestra interés valdrá la pena enviarle los textos completos.
¿Puedo vivir sin agente literario?
Durante el tiempo en que estuve buscando agente recibí varias negativas; alguna de ellas de agentes que tenían su cupo de autores cubierto, otros que trabajaban solo con editoriales en las que no tenía cabida el género que yo escribo, y otros, como hacen algunas editoriales, dieron la callada por respuesta silbando entre dientes. ¡Pero también recibí respuestas positivas!
Cuando uno recibe una respuesta positiva de un agente, antes de firmar cualquier contrato de exclusiva, está en su derecho a pedir referencias, tales como autores publicados que formen parte de su cartera o editoriales donde será enviado el material. Ahí es donde me encontré con que no me ofrecían más de lo que yo podía conseguir por mi cuenta. Coincidió en el tiempo con mi rescisión de contrato con la editorial en la que hasta entonces publicaba mis obras y me planteé independizarme por completo. Evidentemente si no necesito negociar con editoriales porque me convierto en mi propio editor, la figura del agente deja de ser necesaria, al menos no de una manera continuada. Se puede pactar alguna cesión de derechos parcial para algo concreto (cosa que hice por ejemplo con mi novela Recuerdos para la Sensual Collection) y, por otra parte, seguir defendiendo uno sus propias obras.
Así que, no desaconsejo la figura del agente, pero tampoco afirmo que sea imprescindible, ni siquiera si se publica con una buena editorial. Hay autores que negocian por sí mismos los contratos con la editorial y se evitan los porcentajes del agente… cada caso es un mundo. Hoy por hoy, yo no tengo agente, aunque eso no me genera estrés porque ya no lo busco. Tampoco descarto hablar con alguno si contactan conmigo para pasarme una oferta; el mundo editorial se mueve y hay que estar atento a esos movimientos.
@lecturaderamon
@ramoncerda
Muy buena información ,es muy bueno orientar a la gente aficionada como yo ,y lo mas principal es mucha ilusión y que te encante el tema ,con eso ya tienes algo a favor.
Yo creo que al final va a ser casi igual de difícil encontrar un agente que encontrar una editorial. Puedes emplear una eternidad de tiempo en ello y desgastarte también mucho. Quizá el camino en solitario, la travesía en el desierto,sea lo que nos espere a muchos. Y no lo digo con resignación, sino como una simple constatación de la realidad.