Los escritores que ya no pueden vivir de escribir

Los escritores que ya no pueden vivir de escribir

Hasta no hace muchos años, los escritores (en cuanto a nivel de ventas e ingresos) se podían dividir en tres grandes bloques: los superventas que acaban convirtiéndose en millonarios y no solo viven de escribir, sino que pueden hacerlo holgadamente, los escritores con unas ventas aceptables pero no grandiosas, que les permiten vivir con el equivalente a un buen sueldo en otra actividad, y los que siempre ha habido que, o no han vendido una rosca, o han publicado solo alguna cosilla de manera amateur sin más pretensiones. Este tercer grupo, por supuesto no ha vivido nunca de escribir, y posiblemente ni siquiera se lo haya propuesto.

Pero eso era hace unos años (no muchos, por cierto); ahora las cosas han cambiado y yo seguiría dividiendo a los escritores en tres grupos, solo que el tercero, con la aparición del libro electrónico y con el incremento, cada vez mayor, de las autopublicaciones, ha crecido exorbitantemente, hasta el punto de que la OFERTA ha sobrepasado con creces a la demanda. Y todo ello sin contar con las descargas ilegales ni piratería de ningún tipo. De hecho «la piratería legal» [que se me disculpe por el término] de las bibliotecas ha existido siempre. Cualquiera tiene acceso a miles de libros gratis en las bibliotecas sin que el autor vea un duro por ello. Pero ya digo que ese no es ni ha sido nunca el problema.

#vivir de escribir

Vivir de escribir, algo cada vez más difícil por el crecimiento de la oferta.

¿Qué ha ocurrido entonces para no poder vivir de escribir?

Basta con observar el entorno para darse cuenta de ello. El crecimiento desmesurado del tercer grupo, ha canibalizado el intermedio, el de los escritores que, sin hacerse millonarios, vivían más o menos bien de lo que escribían. Las ventas ahora se reparten entre miles y miles de escritores que han aparecido de la nada en cuestión de pocos años, dejando los ingresos de esa «clase media escritora» en niveles de hambruna. Curiosamente esto no ha afectado al primer grupo, que sigue vendiendo tanto o más que antes. El otro día leí un artículo sobre Ildefonso Falcones en el que se hablaba de más de cuatro millones de euros de ingresos desde que publicó La catedral del mar.

El mercado anglosajón es el que ya hace algún tiempo que dio la alarma sobre esto, y eso que allí tienen más público objetivo, pero no basta para fagocitar tanta oferta creciente. En definitiva, no es que se lea poco o mucho, no es que haya mucha piratería o poca, lo que ocurre es que hay demasiada oferta… y sigue creciendo.

 

Ramón Cerdá

 

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