«Los escritores del método» es solo una expresión mía [no peyorativa], que nadie se ofenda por ello.
Muchas veces me preguntan sobre cómo escribir una primera novela, cómo empezar, y sobre todo, qué método utilizar, y sé que, a menudo, puedo defraudar a alguien con mi respuesta. No formo parte de los escritores del método; mi único secreto es la constancia y el trabajo diario cuando empiezo a escribir una novela. A veces comienzo con la historia más o menos clara en el interior de mi cabeza [aunque a menudo cambia radicalmente una vez terminada], otras tengo más o menos claro el final pero no el desarrollo, otras solo tengo en mente a un personaje, como me ocurrió en mi novela El síndrome del delfín, en la que, al empezar a escribirla, solo sabía que mi personaje principal era un insomne radical y poco más. Empecé desarrollando el personaje y unas hilos me llevaron a otros hasta que terminé la novela.
Puede parecer un sistema caótico de escribir, pero yo no lo considero así ni mucho menos, pese a que algunos escritores del método lo critiquen porque es radicalmente opuesto a lo que ellos hacen. Y que conste que yo no critico su método, aunque algunos de ellos sí critiquen el mío ;-), o su ausencia que en realidad no es tal, simplemente mi método es más abierto.
Que conste que cuando digo lo de escribir la historia sobre la marcha sin tener un guion preestablecido no quiero decir que no se tenga uno que documentar; eso son cuestiones distintas. La documentación de una novela es importante, aunque dependiendo del tipo de novela y de historia, hay que profundizar más en ella o menos. Mis novelas más documentadas por necesidad de argumento son El príncipe de las moscas, El encantador de abejas y La Ropavejera, pero todas contienen trabajo de documentación. De eso hablaré más profundamente en otro post.
¿Qué son los escritores del método?
Hay muchos autores (buenos y malos) a los que yo llamo los escritores del método que, antes de empezar a escribir la novela y partiendo de la primera idea, preparan una escaleta, escena por escena, además de preparar una sinopsis del argumento, breve primero y más amplia después. Este método es una derivación de la forma de trabajar que tienen los guionistas, donde eso está más justificado porque una película (y por lo tanto su guion) es algo más encajonado (y técnico) que una novela. La novela permite muchas más variaciones y tiene mayores posibilidades de crear la historia de distintos modos. Bajo mi punto de vista, encasillarse en la escaleta enfría la historia y le quita frescura a los personajes. Pero como digo, no lo critico, simplemente me reafirmo es lo que a mí realmente me funciona. Lo que sí que critico es a quien quiere «vender» el método diciendo que esa es la única manera de aprender a escribir, o pretende que alguien, sin ninguna cualidad para escribir, pueda escribir una buena novela por haber hecho un curso.
Mi consejo a los noveles:
Ya he dicho en varias ocasiones que yo no soy muy partidario de los talleres de escritura y similares, pero no por ello los desaconsejo. Lo que sí que aconsejaría a alguien que quiere empezar, si se me permite, es que experimente por su cuenta antes de entrar en un taller, en un método… hacerlo demasiado pronto podría cuadricular y coartar su forma de actuar. Primero debe experimentar, jugar, soltarse, equivocarse… y solo después, plantearse la posibilidad de aprender un método para mejorar (o no) su estilo.
Ramón Cerdá
Hola Ramón. De acuerdo contigo en algunos puntos, pero en mi opinión, los talleres de escritura no son malos para la gente que empezamos a introducirnos en este mundo, lo que si que es cierto y estoy de acuerdo contigo, es que muchos usuarios de esos cursos suelen ser muy cuadriculados a la hora de trabajar, pero creo que la causa de que eso suceda no es el curso en si, sino más bien el autor. Los cursos nos aportan unas bases, pero es decisión personal el seguirlas al pie de la letra o no. Hay gente que se siente más segura siguiendo unas “pautas” predeterminadas, eso respondería más bien de la historia personal del autor y podría tratarse de inseguridades o miedos, pero en cambio, como ha sido tu caso, tenias muy clara la historia. Creo que es importante una formación pero al mismo tiempo valoro mucho la independencia en la forma de crear. En resumen ( escribir desde el móvil no me gusta mucho), el método es bueno dependiendo de cada caso e historia y no veo correcto menospreciar ambos puntos de vista ni mucho menos sentirse “superior” por llevar el método al pie de la letra durante todo el proceso creativo. Creo que encontrar un punto medio entre la metodologia “oficial” y la forma de trabajar de cada uno es lo ideal. No es malo experimentar, no es malo aprender, lo malo es el extremismo insano de cualquier punto de vista. Gracias por tu post
Sí, yo lo resumo con que (siempre bajo mi punto de vista parcial y discutible), primero hay que experimentar algo fuera del taller. Si lo primero que conoce el autor son las reglas del taller, puede que nunca se atreva a romperlas, y ese el el problema que yo veo, que puede coartar la creatividad, cosa que quizás no importe demasiado en las matemáticas, pero sí en el oficio de escribir.